Carlos Castaneda
Los brujos dicen que estamos dentro de una burbuja. En una burbuja en la que somos colocados en el momento de nacer. Al principio está abierta, pero luego empieza a cerrarse hasta que nos ha cerrado en su interior. Esa burbuja es nuestra percepción. Vivimos dentro de ella toda la vida. Y lo que presenciamos en sus paredes redondas es nuestro propio reflejo. La cosa reflejada es nuestra visión del mundo. Esa visión es primero una descripción que se nos da desde el instante en que nacemos y cada día se va solidificando hasta que toda nuestra atención queda atrapada en ella y entonces la descripción se transforma en visión, en nuestro mundo tridimensional.
La diferencia básica entre un hombre común y un guerrero, es que el guerrero toma todo como un desafío, mientras que un hombre ordinario toma todo como una bendición o maldición.
La impecabilidad es hacer lo mejor que puedas en lo que fuese.
El mundo es así como es por que hablamos con nosotros mismos acerca de que es así como es.
Eres como eres por que te dices a ti mismo que eres así.
El guerrero debe, pues, ser cazador para no ser cazado. ¿Y que caza el guerrero? Sus propias debilidades, es decir, su tendencia a dejarse arrastrar por los hábitos de sus semejantes.
El hombre común busca la certeza en los ojos del espectador y llama a eso confianza en sí mismo. El guerrero busca la impecabilidad en sus propios ojos y llama a eso humildad.
El hombre común está enganchado a sus prójimos , mientras que el guerrero solo depende de si mismo.
Lo importante es la gracia con que manejas las cosas.
La respiración funciona tanto en el nivel físico como en el etéreo y lo mantiene fuerte y flexible.
La importancia personal no es sólo un enemigo acérrimo de los guerreros sino también de la humanidad entera.
La vida de un guerrero no puede en modo alguno ser fría, solitaria y sin sentimiento por que se basa en su afecto, su devoción y dedicación a su ser amado. ¿Y quién, podrían ustedes preguntar, es ese ser amado? Esta Tierra, este mundo. Para un ser humano verdadero no puede haber amor más grande.
El temperamento del guerrero corta la mierda. Poco importa lo que tú ves. Lo importante es lo que sientes. El guerrero no quiere ser una presa, ni de sus semejantes ni de las ideas que éstos propagan. El guerrero evita deliberadamente cansarse y cansar a los demás.
El hombre corriente no puede hacer otra cosa que intentar hacer a los hombres semejantes a él: no forzosamente a su idiosincrasia, sino a este “hombre social” del que se le ha persuadido que es el único que existe, que su conocimiento es el único válido, excluyendo, de esta manera, toda otra forma de percepción. No hace sino transmitir lo que le ha sido transmitido; nadie se hace “responsable” de este estado de hecho; la ilustración racional despliega sus propias posibilidades y el hombre encadenado desde su nacimiento se convierte a su vez en el guardián del otro.
La condición de un guerrero es darse cuenta de todo, en todo momento.
Tratar de obtener la perfección del guerrero es la única tarea digna de nuestra dimensión humana.
El silencio interno es la matriz necesaria para dar un gigantesco paso evolutivo.
“Morimos por que la posibilidad de ser transformados no forma parte de nuestros conceptos. Dicha transformación tiene que lograrse mientras estemos vivos y llevar a cabo con éxito esta tarea, es el único propósito verdadero que un ser humano puede tener.”
“Tienes que evitar todo lo que debilite y dañe tu cuerpo y tu mente.”
“Si no luchas por evitarlo, el mundo es en verdad ordinario. La mayoría de la gente vive tan preocupada por si misma que se ha idiotizado, y los idiotas no desean luchar para evitar la ordinariez.”
“Lo que pensamos es nuestro yo personal es en realidad solo una idea, y la mayor parte de nuestra energía se consume defendiendo esa idea.”
“El llegar a un punto de abandono donde el yo es tan solo una idea que puede ser cambiada a voluntad, es un verdadero acto de magia, de alquimia, el mas difícil de todos. Cuando se aleja la idea del yo, las personas tienen la energía para alinearse con el intento y ser mas de lo que creemos constituye lo normal.”
“El mundo de la magia dispone de una barrera natural que disuade las almas tímidas.”
“Siempre que el diálogo interno cesa, el mundo se desploma y afloran extraordinarias facetas nuestras, como si hubieran estado celosamente guardadas por nuestras palabras.”
“Pero solo cuando se unen los muchos, se crea lo invencible: el poder de uno.”
“Recuerda que las aparentes sincronicidades y coincidencias son los puntos de iluminación en el tapiz de la magia.”
Ocuparse demasiado de uno produce una terrible fatiga. Un hombre en esta posición esta ciego y sordo a todo lo demás. La fatiga misma le impide ver las maravillas que le rodean.
Un guerrero debe tener siempre presente que un camino es solo uno entre un millón de caminos; si siente que no debería seguirlo, no debe permanecer en el bajo ninguna circunstancia. Su decisión de mantenerse en ese camino debe de estar libre de miedo o ambición. Y hay una pregunta que un guerrero debe hacerse, obligatoriamente: ¿tiene corazón ese camino?
Un camino sin corazón nunca es agradable. Sin embargo, un camino con corazón resulta sencillo; El viaje se hace gozoso; mientras un hombre lo sigue, es uno con él.
El hombre tiene cuatro enemigos naturales: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. El miedo, la claridad y el poder pueden superarse, pero no la vejez. Su efecto puede ser pospuesto, pero nunca vencido.
El modo más eficaz de vivir es vivir como guerrero. Puede que un guerrero piense y se preocupe antes de tomar una decisión, pero una vez que la ha tomado, prosigue su camino libre de preocupaciones o pensamientos; todavía habrá un millón de decisiones esperándolo. Ese es el camino del guerrero.
Un guerrero, primero debe saber que sus actos son inútiles y, a pesar de ello, proceder como si no lo supiera.
Un guerrero vive de actuar, no de pensar en actuar ni de pensar que pensará cuando haya actuado.
Un guerrero acepta la responsabilidad hasta en el más trivial de sus actos. El hombre corriente actúa según sus pensamientos y nunca asume la responsabilidad por lo que hace.
El espíritu de un guerrero no está hecho a la entrega y a la queja, ni a ganar o perder. Está hecho sólo a la lucha y cada lucha es la última batalla del guerrero sobre la tierra. Por eso el resultado le importa muy poco.
Mantenemos el mundo con nuestro incesante dialogo interno. También escogemos nuestros caminos al hablarnos a nosotros mismos. Un guerrero es consciente de ello y lucha por detener su dialogo interno.
Lo más difícil en este mundo es adoptar el ánimo del guerrero. De nada sirve estar triste, quejarse y sentirse justificado de hacerlo creyendo que alguien nos está haciendo algo siempre.
Un guerrero acepta su suerte, sea cual sea, y la acepta con total humildad. Se acepta a si mismo tal como es; no como base para lamentarse, si no como un desafío vital.
Un guerrero debe cultivar el sentimiento de que tiene todo cuanto necesita para ese viaje extravagante que es su vida. Lo que cuenta para un guerrero es estar vivo. La vida es suficiente y completa en si misma.
Ser un guerrero no es sólo cuestión de desearlo. Es más bien una lucha interminable que seguirá hasta el ultimo instante de nuestras vidas. Nadie nace guerrero como nadie se hace hombre corriente. Somos nosotros quienes nos hacemos o lo uno o lo otro.
El guerrero jamás se decepciona cuando fracasa en cambiar. Esa es la única ventaja que tiene un guerrero sobre el hombre corriente.”
El guerrero acepta su suerte con máxima humildad y no se lamenta por cosa alguna, pues toma cada experiencia como un desafió interminable.
No agacha la cabeza ante nadie.
No le afecta nada, porque no se aferra a nada.
Dedica la energía a superar su propia estupidez y a manejar el misterio.
El guerrero es espontáneo y confía siempre en su propio poder, que le hará actuar de manera adecuada en cada instante.
Estudia cada acción y la realiza sin desviación, sin dudas ni remordimientos.
Si pierde claridad, piensa en la muerte y eso le templa.
Avanza riendo y gozando por los caminos que tienen corazón.